Estimado yo:
Lamento decirte que el mundo en el que vivías se está extinguiendo, así que más vale que no te lances a la pena y conserves la cabeza fría, acuérdate que tu madre también está sufriendo y tienes que ser fuerte para consolarla.
Que lejos parecen los días en que tenías en casa a todos tus hijos, no sabías entonces que era la época más feliz de tu vida. Aún con todos los problemas que tenías enfrente, para ti no había nada que resultara más placentero que cerrar la puerta por las noches, sabiendo que tus tres hijos se encontraban en sus respectivas camas durmiendo.
El primer golpe te lo dio tu primogénito, aquella vez que, sentándose en tu lecho de enferma ( te habías quemado feamente el pie), te dijo de sopetón :”Madre, vas a ser abuela”. Luego te soltó lo de que debía casarse en poco tiempo para evitar la ira de su familia etc, etc.
Fue realmente un trauma, más impactante que haberte quemado el pie, ya que tu hijo tenía solamente 19 años y su novia 18.
No obstante asimilaste el golpe y te apresuraste a recibir a tu primera nieta.
Pero pronto hicieron su propio hogar y tuviste que verlos partir.
Hoy, tu hija te acaba de escribir desde Alemania, para decirte que regresará a México para llevarse a sus hijos, esos niños que has criado como si fuesen tuyos.
Así que a la pena de haber visto partir a tu única hija, aumentará la de quedarte sin tus amados nietos, ya que atravesarán el océano para experimentar una vida diferente a la que hasta ahora han llevado.
Esta es una nueva etapa de tu vida, asúmelo. Sufrirás, lo sé, pero tarde o temprano te adaptarás.
Así que disfruta del tiempo que Dios te permita tener el consuelo que te da tu madre y la compañía de ese hijo que tanto te quiere.
Nunca digas “los míos”, ellos sólo te fueron prestados por un breve tiempo.
Por siempre: Yo
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